La ciudad de Mendoza es la “8va. Capital Internacional del Vino”. Desde 1987, recibe a centenares de turistas nacionales e internacionales a lo largo del año. Además de las principales atracciones del turismo mendocino, se destaca la ruta de los “Caminos del Vino”. Sin embargo, esta comunidad nuclea a 160 bodegas abiertas a los turistas y pertenece a ocho provincias argentinas. Sin embargo, existe un número significativo de bodegas que no forman parte de este circuito turístico enológico. A pesar de esta situación, nos motivó a repensar el negocio y definir la atracción de turistas por afuera de la Ruta del Vino. Al mismo tiempo, imaginamos una gran oportunidad para definir ideas creativas para lograr un nuevo modelo de negocios e innovación disruptiva en el sector.

LAS MEJORAS:

En un primer momento, nos remontamos a los inicios de la producción del vino. Por lo tanto al siglo XVII e imaginamos la posibilidad de crear un nuevo modelo de negocios.

Bocetamos una pequeña ciudad de época pero transformando parte de la infraestructura existente para alojar a los visitantes. Al mismo tiempo, nos motivó la intención de trasladar a los huéspedes en el tiempo, para vivir una experiencia de servicio única. También, pusimos en valor la arquitectura y la trayectoria del establecimiento fundado en 1888. Y diseñamos un concepto de negocios que permitiera jerarquizar el valor histórico de las instalaciones.

En tanto, desarrollamos un itinerario que incluía caminatas, cabalgatas y paseos en carruaje por los viñedos y la aldea. Además de maquetar una pulpería y una zona de entretenimiento con juegos de época y sala de lectura. También, ideamos una jornada de cosecha y elaboración de vino artesanal. Además de la preparación y degustación de comidas típicas. Y para culminar la semana, los invitados asistían a una fiesta ornamentada con atuendos medievales y bailes de época. Y así disfrutar de una experiencia inolvidable.

LOS RESULTADOS:

Ingenio aprovechó al máximo la infraestructura y revalorizó la historia de la bodega para ofrecer a los visitantes una nueva forma de hacer turismo vinícola. Aún así, combinamos la historia de la viña, la tradición cultural del vino y la modernidad tecnológica para crear un atractivo caso de marketing experencial. Creamos la primer “Aldea de Vinos” del mundo en una viaje al origen del vino. Por último, logramos una innovación disruptiva en el sector. Creamos una estrategia de marketing experencial y un nuevo modelo de negocios para competir. Un nuevo caso de ideas creativas para competir y lograr así una innovación disruptiva.

 

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